31 diciembre 2012

[pregunta de examen]

Un hombre atado de pies y manos, sólo puede hablar. Sin capacidad de acción, su única arma es la palabra. Decir las cosas por su nombre, establecer convenciones con las que razonar, persuadir. Pero si quiere convencer a los que le tienen preso de que lo liberen, necesita un discurso transparente, sin errores y sobretodo, eficaz. ¿Cuántos antes lo han intentado sin éxito? La estrategia debe ser precisa, sin margen a la improvisación. Sus jueces no son necios y además, ya saben lo que pretende.

Cuando el hombre ya ha pensado, llama su atención, ilusionado y ansioso por desarrollar su idea. Pero ellos ya saben lo que está a punto de decir. Lo han oído tantas veces de la boca de tantos hombres, que acuden a la escucha sólo para entretenerse. Juegan a detectar las pequeñas diferencias que habrá esta vez respecto a las anteriores, y después ponen en común sus observaciones, como comentaristas de un espectáculo repetido.

Pero la idea de hoy es inaudita. Tanto, que si pudieran, se la harían repetir palabra por palabra. Pero no pueden. Y entonces dudan. Discuten, se rebaten unos a otros, y poco a poco, la reconstruyen. El hombre les mira a lo lejos, con curiosidad. Verles debatir con intensidad le da esperanzas, y cuando finalmente se acercan, observa atónito que vuelven con las bocas amordazadas. Y además, se da cuenta de que ya no está atado, ni de pies, ni de manos.

Problema abierto: ¿qué les ha dicho, el preso a sus jueces?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quién sea verdaderamnt culpable,que sea el amordazado...al reSto libertad!!!? Sencillo pero cierto esto suele pasar tan habitualmente hoy en día... Feliz salida del 2012 y entrada y próspero 2013 un besote niño