30 enero 2012

[el dos y la chica]

Me fascina cómo mis perros se pelean por una caricia mía. Muy atentos, mueven la cola cuando les dedico nuestros ruidos exclusivos. Si es en ella donde está mi mano -en lo suave de su piel de pelo-, él se queja y me la empuja con el hocico; si estoy con él, entonces ella me lame y me relame hasta que consigue su objetivo. Siempre acabo por usar las dos manos. Soy su repartidor de amor.

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